22 de marzo de 2010

Pluma invitada

¿Cómo educan los medios?
Por: Alberto Gómez Santillán


Existen diversos tipos de medios masivos de comunicación, como lo son la televisión y la radio, entre muchos otros; pero en este artículo no nos centraremos en la división de estos, sino en las funciones básicas y su equilibrio entre ellas para alcanzar los objetivos de cada medio.

Dichas funciones son: informar, entretener y educar, pero, muchas veces éstas se reducen a una, máximo a dos.

Por excelencia se entiende que uno de los fines es mantener informada a la sociedad y viene a mi mente una película de reciente aparición: “Operación Valquiria” donde en un momento se refleja esta función. Por cierta fuente llega la noticia del atentado mortal de Adolfo Hitler y el consecuente inicio de una transición del poder, más por otra fuente, se informa de que el atentado es fallido y Hitler vive, el coronel Stauffenberg es señalado como responsable del atentado y acusado de traición. En ese momento la sala de prensa se paraliza por la información que está circulando, más la decisión final es informar ambos sucesos, y se genera una confusión porque nadie sabe la verdad. Los medios, recibiendo información oficial, son obligados a transmitir la información que les llega, aunque por órdenes estratégicas la información de ciertos canales es bloqueada.

La trama refleja la realidad de nuestra sociedad y la de todos los tiempos. Los medios deben presentar a la sociedad los informes y sus fuentes, más la hipótesis de filtrar información se pone sobre la mesa de discusión. Objetivamente, se debe informar sin tratar de elaborar conjeturas o desarrollar consecuencias basadas en supuestos no confirmados, poner más elementos o cargarlos de un subjetivismo personal. Los medios de comunicación, llamados el cuarto poder, tienen en sí mismos una fuerza de persuasión y convencimiento que los hacen verse como dioses políticos, pues usando la credibilidad y el prestigio que se les atribuye terminan manejando la opinión pública, y en una democracia, esa opinión es el poder. En consecuencia, también se pone sobre la mesa la cuestión de la capacidad del pueblo para votar u opinar cuando depende para ello de la información que recibe.

Considero que esta función de informar ocupa un 80% en los medios, las formas, formatos, dependen de las políticas de cada empresa de comunicación, estado y persona. La función de entretener ciertamente tiene una alta proyección, cuyo objetivo, estratégico es distraer, más que entretener; pensemos en aquellos programas que buscan “alegrarnos” la vida, las caricaturas, telenovelas, entre otros. Que si bien es cierto nos divierten, forman a la persona de manera pasiva. Pensemos en las veces que nos entretenemos con una película de arte o de otro enfoque, distinto al comercial, o el teatro que nos permite comprender nuevas realidades, sin lugar a dudas es mínimo.

Si hacemos una suma de porcentajes nos encontraremos con un número muy reducido destinado a la función de educar. La educación despierta conciencias, forma la capacidad para procesar la información, y aunque un pueblo culto se gobierna solo, algunos Estados optan por monopolizar el gobierno, para lo cual, la educación se limita en rubros específicos considerados no sólo laicos, sino inermes. Educar, en qué y cómo, es también consecuencia de la educación política de quienes ostentan el poder. Son pocos los programas que existen sobre educación, y los que hay abordan a grosso modo una serie de temáticas que deja a la sociedad en los mismos niveles, o sólo algunos tienen acceso a programas educativos por la televisión de paga, (recordemos que la mayoría sólo tiene la televisión “abierta”), y son completamente inexistentes los programas que, cumpliendo las tres funciones, informan enseñan a procesar la información hacia una actividad ciudadana y de forma entretenida.

El compromiso final que nos queda tendría que ser, formar a los nuevos profesionales de la comunicación y a los nuevos dirigentes políticos con la convicción de no sólo controlar y dirigir una nación manipulando la información, sino con la conciencia cívica de educar a la sociedad para autodeterminarse en una verdadera soberanía de bien común, respeto a los recursos y la ecología, antes que la naturaleza nos enseñe que las malas decisiones tienen consecuencias, o que repitamos sucesos históricos donde las castas gobernantes sucumbieron junto con y por la sociedad que no supieron educar…

2 comentarios:

  1. Sí bien es cierto el comentario de Alberto Santillán, los medios se han centrado en crear una sociedad de la información, dejando a un lado la educación y por ende el conocimiento que se pueda formar a partir de esa información...
    Excelente aportación.

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  2. Alberto, muchas gracias por tu aportación, muy pertinente, es un hecho que el comunicador de hoy debe ir un paso adelante, visualizar y muchas ocasiones hasta predecir el futuro para que cuando ocurra un hecho, éste se difunda de manera oportuna y precisa, sin embargo, no hay que pecar de visionarios, hay que esperar a oficializar la información o que ocurran los hechos.

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