Esta teoría habla de los efectos que los medios logran en el público, pero, a diferencia de la teoría de los efectos, ésta entiende y percibe que la gente se deja persuadir por los medios sólo si quiere y, por lo tanto, ya no asume al público como una masa sin criterio, sino como una aglomeración de diferentes grupos con la capacidad de decidir qué es lo que quieren ver, cuándo y cómo (el público puede cambiar de canal de televisión, puede cambiar de emisora, puede apagar los aparatos de los cuales se sirven los medios, puede no prestarles atención).
Probablemente esta teoría hace algunos años pudo haber resultado obsoleta, sin embargo, ahora resulta casi un hecho. La gente está más expuesta a la información y es capaz de decidir entre lo que quiere y no, sin embargo, en muchas ocasiones, ya no se deja llevar por lo que los medios dicen, sino más bien, por lo que alguien cercano asegura.
Fuente:
http://www.lablaa.org/